EDITORIAL

En esta, nuestra primera edición, nos es grato dirigirnos a todos nuestros lectores para hacerle entrega de este órgano informativo que tiene como base fundamental mantenerlos al corriente sobre las experiencias y actualidad de la presencia salesiana en el ámbito regional, nacional e internacional.
100% salesiano es una iniciativa que nace por la necesidad de mostrar al colectivo las actividades que desarrollan la gran familia que hace vida en el Centro Ambiental Salesiano de Capacitación para el Trabajo (CASACAT), ubicado en Táriba.
Este esfuerzo involucra la buena voluntad de un equipo que ha apostado a la proyección un trabajo que muchos desconocen, no es una tarea fácil pero con dedicación y constancia les haremos descubrir un estilo de vida guiado por Dios.
En este número de 100% salesiano, podrán conocer sobre nuestra evolución en la historia, las actividades deportivas y el servicio del comedor que se ofrece a los jóvenes estudiantes, también leerán la vivencia de uno de los instructores del Centro; y podrán enterarse sobre las actividades que tendrán lugar en el mes de mayo.
Gratamente podemos anunciar que nuestro inicio cuenta con la bendición de la visita a Venezuela del IX Sucesor de Don Bosco, el P. Pascual Chavéz, quien es el Rector Mayor de esta causa salesiana, y compartirá sus enseñanzas con nosotros desde el 04 al 11 de este mes.
Finalmente, pedimos a la Virgen María Auxiliadora y a Don Bosco que nos guíen en este camino para convertirnos en los pioneros de la expresión escrita de todos los grupos salesianos. Antonio Mesa

Bendición Salesiana para Táriba

La idea de una obra salesiana en el Táchira comenzó a tratarse, por los años 1905-1906, cuando el Presidente de la República Cipriano Castro, queriendo manifestar su cariño hacia su pueblo natal, Capacho, construyó una escuela para varones con el propósito que fuese dirigida por la Congregación Salesiana, pero el edificio no resultó apto para un instituto educativo, y como consecuencia el proyecto fue desechado.
Durante los años 1904 y 1908, cuando los Salesianos se encontraban en Maracaibo, contaron entre sus cooperadores con José de la Trinidad Colmenares, quien era vecino de Táriba, pero vivía en aquella ciudad. Colmenares, había conocido a los Salesianos de Santa Fé de Bogotá y, admirado por la obra de Maracaibo, había manifestado, y para su tierra natal ambicionaba algo igual, que contase con un buen colegio, una iglesia dedicada a María Auxiliadora y una escuela de artes y oficios. Pero cuando ya estaba por tramitar su solicitud ante el Rector Mayor de los Salesianos, le sorprendió la muerte y no pudo llevar a cabo su propósito.
Sin embargo, este sueño se hizo realidad, gracias a la intención de la viuda de Colmenares, Isabel Chuecos de Colmenares, quien en el año 1914, ofreció y donó un terreno al norte de la ciudad de Táriba. Pero mientras se erigía la construcción, Virginia de Colmenares, cedió bondadosamente su casa para la instalación momentánea del Colegio.
El 15 de diciembre se abrieron las inscripciones, recibiendo a Pablo de la Cruz quien llegaría a ser Embajador de Venezuela ante la Santa Sede en Roma.
Al llegar el 7 de enero de 1915, se inauguró el Colegio Don Bosco, acto que se convirtió en un acontecimiento histórico para Táriba y el Estado Táchira, comenzando con 80 niños, que a fin de mes llegaban al centenar y para terminar el año escolar contando con 150 estudiantes, de los cuales 45 eran internos.
El terreno donado por Isabel Chuecos, no era suficiente para realizar el proyecto original de los Salesianos en Táriba. Por tanto, la nueva tarea consistía en comprar las propiedades colindantes y las autoridades municipales cedieron lo que fue la Plaza Miranda, que hoy es el jardín de la entrada a la Institución; y es así como para abril de 1916, se pudo pensar en la bendición de la Primera Piedra del proyectado Colegio Salesiano.
Los trabajos de construcción del nuevo Colegio San José, se realizaron entre 1916 y 1920 debido en primer lugar a las dificultades económicas, seguido por la escasez de materiales a causa de las guerras y la inestabilidad de los obreros.
Según referencias históricas de cronistas de la época, el Plantel recibió tantos elogios en distintas circunstancias y todos los años, que fue reconocido y recomendado como el mejor de la República.
En enero de 1920, se realiza el tan suspirado traslado al nuevo local, y definitivamente sin tantos preámbulos y ceremonias, el 27 de ese mismo mes, con la presencia de Monseñor Felipe Rincón González, Arzobispo de Caracas, se inaugura oficialmente lo que se conoció como el Colegio San José de Táriba.
Desde este momento hasta el año 1973, estuvo dando los frutos que todos esperaban. Académicamente era el primer Colegio de la región y los docentes salesianos, como el Padre Casazza, eran contados entre los catedráticos mas preparados cultural y pedagógicamente. Los alumnos, muchos de ellos, provenientes de otros estados del país, se emulaban entre sí para sobresalir en los estudios, siendo las fiestas litúrgicas, el deporte, la música y el teatro eran parte importante en la formación de aquellos jóvenes.
Entre los acontecimientos importantes que tuvieron lugar en el transcurso de esos años, se encuentra el 24 de mayo de 1927, cuando se inauguró solemnemente el Oratorio Festivo, frecuentado desde el primer día por más de 200 muchachos. De allí, surgieron los primeros grupos Scouts del Estado Táchira.
Por diversas razones, las instalaciones de Táriba tuvieron que cerrarse y los Salesianos se mudaron a San Cristóbal, donde fue propuesta la creación de un centro promocional de pastoral para la juventud mas necesitada, denominado Centro Juvenil Don Bosco.
En el año 1990, la desmantelada y devastada infraestructura de Táriba, corrió el peligro de caer en manos de los Mormones. Afortunadamente, hubo en el Gobierno, exalumnos, devotos de Don Bosco y oriundos de esta ciudad, quienes centraron sus esfuerzos para que esos terrenos fuesen adquiridos por el Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales Renovables y destinados a una obra provechosa para la localidad.
Fue de allí, donde nuevamente afloró la idea patrocinar allí mismo una obra católica, de tipo social, que redundara en beneficio especialmente de la juventud, posiblemente dirigida por la familia salesiana.
De esta manera, hasta 1990 los Salesianos estuvieron en San Cristóbal. Pues para el 15 de agosto de 1992, se firmó el Acta-Convenio de entrega en comodato del antiguo colegio, con el fin de levantar allí una Escuela de Formación Artesanal y un buen Centro Juvenil.
A partir de este momento, se emprendieron los trabajos para refraccionar los muros perimetrales del terreno, de acondicionar los locales adyacentes al edificio viejo, adaptándolos a talleres y de construir una modesta residencia para la comunidad salesiana, terminándose la obra en noviembre de 1995.
Una vez aptas las instalaciones y bajo la rectoría del Padre Aníbal Bello sdb, comenzaron a dictarse cursos en la nueva sede.
Posteriormente, el 26 de mayo de 2001, culminaron las labores de ampliación y habilitación de la infraestructura, acontecimiento que debió la refundación de la misma, lo que permitió atender a una mayor cantidad de niños y jóvenes, ansiosos por experimentar un cambio en sus vidas. Para ese año se dictaban 10 cursos en diferentes áreas.
En 2004, se extendió la oferta académica y así mismo las áreas físicas, aperturando nuevos talleres en herrería, carpintería y mecánica automotriz.
Los exalumnos que han egresado del Colegio y del Centro, en cualquiera de sus etapas, hoy día gozan de buenos trabajos, además de continuar con sus estudios para obtener su título profesional, y agradecen a la institución por la semilla que sembraron en ellos y la voluntad de empeño que creció en sus vidas. *Fuente: Los Salesianos en Táriba, Aldo Manolino, 1995

Don Bosco, Fundador de la Congregación Salesiana

Juan Bosco, fundador de la congregación de los salesianos, nació en I Becchi, cerca de la ciudad de Turín, Italia, el 16 de agosto de 1815. De familia muy humilde, quedó sin padre a los dos años y estuvo con otros dos hermanos al cuidado de su madre, Margarita Occhinea.Juan estaba ocupado en apacentar las vacas cuando el párroco de un pueblo cercano, Murialdo, prendado por las buenas disposiciones del niño, se lo llevó y les dió las primeras clases de Lecto-escritura y matemáticas.
Pasó a Castelnuovo y de allí a Chieri, completando así la primera enseñaza, lo cual logró con éxito trabajando y estudiando al mismo tiempo, pues su mamá no podía sostener sus estudios.
A los nueve años tuvo un sueño revelador que fue repitiéndose a lo largo de su vida. Desde pequeño quería ser sacerdote para dedicarse totalmente a los niños y jóvenes sobretodo a los más pobres.
Estudió la carrera del sacerdocio entrando en 1835 en el seminario de Chieri, donde, después de seis años, fue ordenado sacerdote. En esta última ciudad inauguró sus ministerios eclesiásticos.
La visita de cárceles era para él una tarea muy grata, que ejecutaba acompañado de Don Cafasso. La desgraciada situación de los jóvenes allí encerrados, le impresionó hondamente, moviéndole a dedicarse a los pobres y abandonados, con especial énfasis en los huérfanos.El 8 de diciembre de 1841 estando para celebrar en la iglesia de San Francisco de Asís, oyó los gritos de un muchacho harapiento a que el sacristán había echado por no querer ayudar en la misa. Juan Bosco, se le acercó, habló con él, le consoló, le instruyó, y este fue el primer germen de su obra catequística, instructiva y educadora por los muchachos abandonados. A este muchacho llamado Bartolomé Garelli, se unieron otros, y con ellos formó el primer oratorio.
Llego a comprender muy profundamente a estos muchachos, porque el mismo había pasado por experiencias semejantes; huérfano de papá a temprana edad, dejó la casa materna porque quería estudiar y su hermanastro no se lo permitía, situación que le obligó a pasar por diferentes oficios tales como sastre, zapatero, mesonero, obrero, saltimbanqui.Parte fundamental en los orígenes de su obra fueron los talleres como medio de educación y una manera digna de desenvolverse en la vida.
Después de restablecido de una enfermedad en Sassi, trató de concretar la organización del oratorio. Su madre se convirtió en auxilio de su obra. El oratorio se había instalado en el barrio Valdocco, donde en 1868 resolvió erigir una iglesia, causa por la que recibió muchas donaciones.
Después de varios años de grandes sacrificios logró consagrar esta iglesia a Maria Auxiliadora, mientras tanto alcanzó a tener en su comunidad a cincuenta sacerdotes y maestros, con los cuales fue fundando nuevas obras en Europa y América.
Ya en su oratorio, así llamaba su colegio, tenía entre estudiantes y artesanitos, a unos 800 alumnos.
Pio XI aprobó su regla en 1874 y la congregación fue desde entonces en incesante progreso.
Al morir el 31 de enero de 1888, dejó establecidas 250 casas de religiosos salesianos, que cuidaban a 130.000 muchachos, de los cuales, 6.000 se dedicaron al sacerdocio, y fue la escuela de una multitud de militares, letrados y maestros de arte de su época.

El comedor del CASACAT, un sueño hecho realidad

El Centro Ambiental Salesiano de Capacitación para el Trabajo (CASACAT), desarrolla una importante labor de formación para la vida, que desde distintas perspectivas enriquece los corazones de aquellos jóvenes que por diferentes razones viven en situación de calle, condición de pobreza extrema, victimas de maltrato, orfandad o desescolarización.
Es así como los miembros de los Amigos de la Obra Salesiana (AOS), con miras a ofrecer mejores condiciones para las personas que se benefician de esta obra de Dios, desde hace ocho años han venido trabajando incesantemente para cumplir con las necesidades básicas de alimentación.
Los inicios estuvieron marcados por esfuerzos mancomunados de los AOS, que consistieron en la preparación de la comida en sus casas, para luego servirlas en el salón de usos múltiples de la institución, donde muchos estudiantes pudieron disfrutar de un menú balanceado donde el ingrediente principal fue un toque especial de cariño.
Para el año 2001, los inagotables deseos de los AOS por ayudar a estos jóvenes junto con la colaboración de los benefactores, permitieron lograr el sueño de acondicionar espacios del CASACAT para el funcionamiento de un comedor y un área de cocina, con el propósito de que los alimentos pudiesen ser preparados y servidos en un mismo lugar.
Este gigantesco paso, dió lugar para que actualmente 80 alumnos degusten día a día de ricas comidas en una infraestructura acogedora y apta para tal fin, sin moverse del CASACAT; siendo la meta en un futuro cercano extender este servicio a todos los estudiantes que forman parte del Centro.Tan loable tarea ha sido muy gratificante para quienes trabajan por mantenerla, debido a que con las experiencias vividas, bien sea alegrías o tropiezos, se experimenta la satisfacción de observar como todos estos jóvenes vencen sus dificultades y crecen física y espiritualmente de la mano del Espíritu Santo, quien les ilumina y da fuerzas para seguir adelante.
Sin embargo, el aspecto económico ha sido una pieza fundamental para alcanzar las metas propuestas en este proyecto, hasta el momento gracias a la intervención de Díos, se ha contado con la ayuda de un grupo de benefactores, quienes de manera voluntaria hacen sus donativos en dinero y productos para que la actividad del comedor se desarrolle de manera oportuna y constante.
Esta misión requiere de la cooperación de más personas comprometidas con el prójimo para conservarla en el tiempo, es por ello que si quieres formar parte de los benefactores o de los AOS para que sientas toda la fuerza del Espíritu Santo, puedes contactarnos por los teléfonos 0276-3940569, 3940394 o por el celular 0414-3858014.

Wilfen Florez, ejemplo de docencia con vocación

Desde el año 1997, he vivido y compartido en el Centro Ambiental Salesiano de Capacitación para el Trabajo (CASACAT), como instructor en Herrería, con un inicio humilde bajo condiciones estructurales en ruinas y con dificultades desde un punto de vista económico, que no fueron obstáculo para dedicarme a brindar conocimiento a los jóvenes necesitados.
Poco a poco y año tras año, los esfuerzos de cada Director del Centro, se han encaminado a mejorar tanto las instalaciones como la calidad de vida del personal docente, optimizando nuestra situación económica ajustándola a los beneficios de la Ley, así como también, aperturando nuevas especialidades y reclutando talento humano idóneo para el bienestar de los estudiantes.
Superando situaciones internas de conducta, creando desconfianza y hasta malas interpretaciones, pude evidenciar que la lucha no fue en vano pues los notorios adelantos fueron palpables.
Un joven atrayendo a otro joven, permitieron el crecimiento de la matrícula de educandos, y ante tal evidencia surgió la solidaridad de instituciones privadas y públicas, quienes colaboraron para la recuperación de las abandonadas instalaciones del antiguo Colegio San José de Táriba.
Posteriormente, se logró conseguir la ayuda monetaria que permitió la construcción de los galpones y la dotación de equipos, herramientas y materiales para las necesidades del proceso enseñanza-aprendizaje dependiendo de la especialidad, con el único fin, los muchachos.
Es grato saber cual es el horizonte y hacia donde se quiere ir. Partiendo de la esencia de cada joven, se viven experiencias nuevas para las cuales se debe estar preparado, por ello les ofrecemos condiciones apropiadas y propuestas pedagógicas que despierten su interés, respetando su estilo, pero siempre promoviendo la conciencia y acciones en otros frentes, como los son la familia y la sociedad. Nos comprometemos con la enseñanza más que con el rendimiento escolar, aceptando que aprender significa comprender, razonar, pensar, reflexionar, dudar y relacionar los nuevos conocimientos con la vida diaria.
Los muchachos llegan al Centro con muchas carencias. Su entorno, por lo general, no les permite encontrar la frontera entre la verdad y la mentira, la autenticidad y la falsedad, ni distinguir entre el bien y el mal. Situación que se agrava, cuando provienen de ambientes marginados, donde las necesidades vitales están a flor de piel y que para satisfacerlas casi todo pudiese ser permitido. La lucha por la supervivencia les obliga a justificar todo, confundiéndose la realidad con el deber ser, donde se engañan con verdades y se liberan con mentiras las adversidades.
Nosotros, los educadores debemos estar atentos, lo digo con propiedad por mis experiencias vividas y las que me faltan, por eso debemos prepararnos constantemente para poder convivir como un gran ecosistema en el que las relaciones crean un clima que favorece o dificulta el crecimiento de todos. En este sentido, dichas relaciones deben orientar al centro educativo a un diálogo con los diversos actores sociales para ayudar a educandos y educadores a caminar por el enmarañado tejido socio-cultural en que nos desenvolvemos.
De allí que el estilo Salesiano, caracterizado por ser comunicativo, introspectivo, con fluidez en los nexos interpersonales a todo nivel, los cambios de horario, una estructura física apropiada, metodologías y propuestas educativas definidas por consenso, se conviertan en un conjunto de elementos que conforman el escenario del CASACAT; donde enseñar se concibe como un “ambiente educativo”, creando ese clima de familia que experimentan continuamente los jóvenes con el propósito de ayudarlos a crecer como personas, como cristianos y como ciudadanos.
Es necesario destacar que Dios es la verdadera batería de la vida. Los muchachos centran su vida en modelos superficiales, ídolos huecos y por tanto hay que hacerles ver su error muy suspicazmente, motivándolos e incentivándolos para los buenos días y los retiros o convivencias utilizando música y recursos audiovisuales. También lo logramos de una manera indirecta dándole cabida en muchos momentos con la participación en talleres, mesas de trabajo, charlas, recreación y oración, en definitiva, actividades que sean medios para la evangelización.
Trabajando de esta manera con nuestros estudiantes constante y permanentemente, estoy seguro que en lo personal Dios ha intervenido para hacerme madurar y convertirme en una mejor persona, descubriendo que no soy yo mi felicidad sino El, y eso si que me hace gozarla al máximo, además por ser un obsequio desbordante que cuenta con el más grande respaldo, puedo afirmar que hay felicidad para compartir.
Junto a mis vivencias he compartido muchas expectativas, acompañadas de un crecimiento espiritual, que como parte del desarrollo del Centro me han permitido adaptarme a los cambios surgidos y a los nuevos sistemas que han ido variando en el tiempo. Afortunadamente, el CASACAT siempre se ha preocupado por capacitarnos adecuadamente y a la vez incentivarnos para seguir con esta admirable labor.
Pienso que el éxito que he tenido esta determinado por el seguimiento del proyecto de Don Bosco, mi experiencia técnica y el acercamiento a las capacidades, aptitudes y talentos de cada muchacho, aunado a la aplicación de nuevas estrategias y métodos de enseñanza.
Sin más, el CASACAT me ha regalado una nutrida experiencia, mentalidad abierta, disciplina, autoestima, capacitación, valores, conocimiento técnico; y, a tolerar y ser tolerante.

Un legado que trasciende

El Oratorio es un lugar en el que se reúne la juventud para cumplir con sus deberes religiosos y divertirse honestamente. El término puede traducirse actualmente como centro juvenil.
Fue San Juan Bosco, quien creó el primer Oratorio Salesiano en Italia para el año 1841, como consecuencia del contacto cercano que tuvo con los jóvenes encarcelados, al comprender que era necesario hacerlos convertirse en cristianos para reintegrarse a la vida civil. Su experiencia le permitió interpretar que a muchos jóvenes debía hacérseles descubrir el tesoro que llevaban dentro: "ser hijos de Dios".
Esta causa está al servicio de la comunidad cristiana en el mundo, con la principal tarea de llevar al reencuentro con Dios a niños y jóvenes de bajos recursos y menos privilegiados, a través de la diversión y el deporte, siguiendo la concepción originaria de Don Bosco. En otras palabras, busca que se conviertan en honestos ciudadanos y buenos cristianos.
Un oratorio salesiano engloba cuatro perspectivas:
1. Es Casa que acoge: por convertirse en un segundo hogar donde los niños y jóvenes estén a gusto. Según la propuesta pedagógica de Don Bosco, ellos necesitan un lugar en donde se puedan sentir en confianza, identificados, que se les escuche y respete, pero sobretodo que se les ame tal como son, es decir, se les ofrece lo que con frecuencia no tienen.
2. Es Escuela que educa: donde se aprende de forma informal, acompañado por los amigos, animadores, coordinadores y sacerdotes, quienes ayudan a potenciar las capacidades que cada uno posee. No basta con escucharlos, los jóvenes están ansiosos de respuestas, y es precisamente en el encuentro que tienen entre sí como las consiguen; es a través de sus propias experiencias que unos enseñan a otros.
3. Es Iglesia que evangeliza: porque se ofrece una forma de ver la vida favoreciendo la dimensión religiosa de la persona, proporcionando los valores de la iglesia católica, con la intención de que estos sean la base y sostén de los buenos cristianos y honrados ciudadanos que busca formar.
4. Es Patio donde hacer amigos: porque es un lugar de convivencia y juego para el tiempo libre de los jóvenes. Es el espacio que les permite encontrarse con sus amigos, pasar el rato y divertirse de forma viva, sana y creativa.
El conjunto de voluntades que convergen en un Oratorio Salesiano tiende a la evangelización de la juventud en una zona determinada, a través de la acción personal y por grupos mediante la valorización de actividades en el tiempo libre.
De esta manera es que desde el año 1995, en las instalaciones del Centro Ambiental Salesiano de Capacitación para el Trabajo (CASACAT) de Táriba, se ofrecen cursos sabatinos de computación, inglés, matemática, manualidades, pintura artística, violín, coral, teclado, guitarra, cuatro, danza, fútbol y kikingbol, y de lunes a viernes de tareas dirigidas; dictados por instructores capacitados y que actualmente agrupan a más de 300 niños y jóvenes en edades comprendidas de los 6 a los 25 años, quienes han tenido menos oportunidades, pero que definitivamente han encontrado un camino para superar obstáculos.

Oratorio Deportivo

Las labores deportivas del Oratorio comenzaron en las instalaciones del Centro Ambiental Salesiano de Capacitación para el Trabajo (CASACAT), ubicadas en Táriba, a partir del 28 de septiembre del año 2002.
Desde su nacimiento, las energías se han canalizado hacia la firme intención de generar interés en los niños y jóvenes por la práctica del fútbol, kikingbol, voleibol, kung fú, ping-pong, entre otros, aprovechando las bondades de infraestructura que posee el Centro.
Dichas actividades se han desarrollado bajo un clima de fraternidad y compañerismo, donde los instructores y animadores se integran al proceso de enseñanza de modo que puedan lograr un cambio de conducta que contribuya con el bienestar físico y mental de aquellos muchachos que por distintas razones no encuentran un espacio en la sociedad en la que les ha tocado vivir.
Actualmente, se acogen en el Centro a unos 300 niños y jóvenes aproximadamente, quienes se dividen según sus edades en las siguientes categorías: Mundialito, con edades comprendidas entre los 7 y 8 años; Pre-infantil, que va de los 9 a 10 años de edad; Infantil C, que agrupa a los que tienen entre 11 y 12 años; Infantil B, incluye a aquellos de 13 y 14 años de edad y la Infantil A o Juveniles, que va desde los 15 hasta los 25 años.
Los animadores son aquellos adolescentes que colaboran con el Oratorio para hacer que el trabajo de los instructores sea más eficiente, por tanto cada uno de ellos tiene bajo su responsabilidad compartir con grupos o equipos de 10 a 15 niños o jóvenes, siempre creando confianza y buscando la unión entre todos.
Existen dos períodos al año para la realización de torneos, en el caso del fútbol se caracteriza por la celebración de la “Copa Navidad Amistad”, que se lleva a cabo desde mediados de octubre hasta finales de enero, cuando finaliza con la entrega de la premiación a los ganadores y con una Santa Misa de acción de gracias al Señor Jesucristo por su compañía y protección durante la jornada.
La segunda etapa corresponde a la "Copa Don Bosco", que se efectúa en honor al maestro de la juventud San Juan Bosco, comenzando en febrero y se extiende hasta el mes de julio de todos los años.
En kikingbol y voleibol se cuenta con un equipo de unas 35 niñas y adolescentes, que sábado a sábado se dirigen al Centro con una gran satisfacción y con muchos deseos de aprender, no solo en el campo de lo deportivo, sino también en lo espiritual, encontrando otra perspectiva de vida a través de una relación armónica con los coordinadores, animadores y sacerdotes.
Por tanto el logro más reciente del área deportiva, ha sido la conformación en el año 2006, de los grupos dedicados a la formación espiritual de los muchachos, llamados "Laura Vicuña" en el caso femenino y "Domingo Savio" para denominar al conjunto de los varones.
En este momento y hasta el mes de julio del presente año, los atletas se encuentran compitiendo todos los domingos en un intercambio deportivo con otros grupos juveniles de la iglesia católica de la zona.