Don Bosco, Fundador de la Congregación Salesiana

Juan Bosco, fundador de la congregación de los salesianos, nació en I Becchi, cerca de la ciudad de Turín, Italia, el 16 de agosto de 1815. De familia muy humilde, quedó sin padre a los dos años y estuvo con otros dos hermanos al cuidado de su madre, Margarita Occhinea.Juan estaba ocupado en apacentar las vacas cuando el párroco de un pueblo cercano, Murialdo, prendado por las buenas disposiciones del niño, se lo llevó y les dió las primeras clases de Lecto-escritura y matemáticas.
Pasó a Castelnuovo y de allí a Chieri, completando así la primera enseñaza, lo cual logró con éxito trabajando y estudiando al mismo tiempo, pues su mamá no podía sostener sus estudios.
A los nueve años tuvo un sueño revelador que fue repitiéndose a lo largo de su vida. Desde pequeño quería ser sacerdote para dedicarse totalmente a los niños y jóvenes sobretodo a los más pobres.
Estudió la carrera del sacerdocio entrando en 1835 en el seminario de Chieri, donde, después de seis años, fue ordenado sacerdote. En esta última ciudad inauguró sus ministerios eclesiásticos.
La visita de cárceles era para él una tarea muy grata, que ejecutaba acompañado de Don Cafasso. La desgraciada situación de los jóvenes allí encerrados, le impresionó hondamente, moviéndole a dedicarse a los pobres y abandonados, con especial énfasis en los huérfanos.El 8 de diciembre de 1841 estando para celebrar en la iglesia de San Francisco de Asís, oyó los gritos de un muchacho harapiento a que el sacristán había echado por no querer ayudar en la misa. Juan Bosco, se le acercó, habló con él, le consoló, le instruyó, y este fue el primer germen de su obra catequística, instructiva y educadora por los muchachos abandonados. A este muchacho llamado Bartolomé Garelli, se unieron otros, y con ellos formó el primer oratorio.
Llego a comprender muy profundamente a estos muchachos, porque el mismo había pasado por experiencias semejantes; huérfano de papá a temprana edad, dejó la casa materna porque quería estudiar y su hermanastro no se lo permitía, situación que le obligó a pasar por diferentes oficios tales como sastre, zapatero, mesonero, obrero, saltimbanqui.Parte fundamental en los orígenes de su obra fueron los talleres como medio de educación y una manera digna de desenvolverse en la vida.
Después de restablecido de una enfermedad en Sassi, trató de concretar la organización del oratorio. Su madre se convirtió en auxilio de su obra. El oratorio se había instalado en el barrio Valdocco, donde en 1868 resolvió erigir una iglesia, causa por la que recibió muchas donaciones.
Después de varios años de grandes sacrificios logró consagrar esta iglesia a Maria Auxiliadora, mientras tanto alcanzó a tener en su comunidad a cincuenta sacerdotes y maestros, con los cuales fue fundando nuevas obras en Europa y América.
Ya en su oratorio, así llamaba su colegio, tenía entre estudiantes y artesanitos, a unos 800 alumnos.
Pio XI aprobó su regla en 1874 y la congregación fue desde entonces en incesante progreso.
Al morir el 31 de enero de 1888, dejó establecidas 250 casas de religiosos salesianos, que cuidaban a 130.000 muchachos, de los cuales, 6.000 se dedicaron al sacerdocio, y fue la escuela de una multitud de militares, letrados y maestros de arte de su época.

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